Los medios de comunicación en plena transición digital
Alicante, 20 de noviembre de 2009 – Algunos aseguran que cualquier parecido de los medios de comunicación de dentro de diez años con los actuales será mera coincidiencia. Es probable. Con ritmo acelerado se están produciendo constantes cambios que afectan a la prensa, la radio y la televión.
Sus contenidos tienden a la brevedad, a lo concreto y, para disgusto de algunos entre los que me encuentro, al sensacionalismo, con el fin de destacar entre el maremágnun de noticias e imágenes que nos llegan desde diferentes frentes y de forma constante.
Prima la rapidez. El periodista ya no tiene tiempo de documentarse, de contrastar fuentes, de reposar y analizar lo escrito, las versiones digitales de los medios no se lo permiten. No hay tiempo. Hay que buscar a toda prisa, redactar a toda prisa, publicar a toda prisa…
La distribución de los medios se encuentra también ahora en plena transición entre los soportes tradicionales (el papel, el transistor y los aparatos de televisión) hacia un único soporte: el ordenador. Sobre el cómo y en qué condiciones recibimos diariamente noticias contradictorias. Así, mientras que recientemente el editor de The Times, James Harding, ha hecho público que el prestigioso diario británico comenzará a ser de pago la próxima primavera; al otro lado del océano, el New York Times se lo piensa y, tras dos años de estar cobrando por consultar sus contenidos en la Red, vuelve a ser gratuito. El cambio del rotativo estadounidense se debe, según sus responsables, a que las ganancias por las suscripciones no compensan las pérdidas ocasionadas por el descenso de la publicidad.
No parece pues, nada claro, el modelo a seguir en este ámbito, aunque si hay algo seguro es que las publicaciones en papel tienden a la paulatina conversión en digitales ya que sus ventas en los kioscos disminuyen al tiempo que aumentan las consultas en internet. Lo certifica el hecho de que diarios como La opinión de Granada, de Editorial Prensa Ibérica, haya cerrado su cabecera tradicional para apostar por su versión digital. ¿Es este el principio de una nueva era para los medios de comunicación? Eso parece, ya no hay marcha atrás. La reconversión ha comenzado. De las empresas depende hacerla de una forma responsable, de gestionar adecuademente esta revolución imparable y que de ella surja una regeneración estilística, sí, pero también ética y de calidad.
Silvia G. Ponzoda
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