La toma de decisiones y la organización del trabajo en la empresa: Reflexiones en torno a ellas
Alicante, 19 de septiembre de 2009 – Hoy en día realizar bien el trabajo no es suficiente para el éxito de los proyectos empresariales por lo que no podemos olvidarnos de la influencia de la «inteligencia emocional»; es decir, de adoptar una actitud abierta y responsable de cooperación y adaptarla a las normas y modos de trabajar de nuestra entidad.
La manera más adecuada de proceder a la hora de tomar decisiones en una compañía es analizar la situación desde todos los puntos de vista posibles. Después es necesario actuar con seguridad y convicción. Independientemente también de cuál sea nuestra posición en la empresa, podemos solicitar la cooperación de los demás, y agradecer sus ideas.
Hay que saber lo que puede rendir cada empleado, cuáles son las obligaciones que tiene y exigirle que las cumpla, pero siempre con educación y asertividad, conductas que indican seguridad en nuestra capacidad de liderazgo y confianza en las competencias de los demás.
Tanto la toma de decisiones como la organización laboral se asientan en la facultad de delegar. No se trata de dar más trabajo o responsabilidad a los subordinados, sino mejor trabajo, con el fin de que todos nos centremos en lo que es valioso para la empresa. La delegación evidencia el éxito directivo si va acompañada de un buen criterio de selección, formación y refuerzo.
Nuestra experiencia en el Taller Digital, gracias a los múltiples servicios tecnológicos que esta empresa es capaz de ofrecer, nos ha demostrado la eficacia del sistema de trabajo mediante rotación de puestos. De manera general, esta práctica permite a los trabajadores tener un conocimiento global de su compañía y ser formados en la misma; ambas ventajas incrementan, a su vez, la productividad. No obstante, por la natural resistencia -consciente o inconsciente- que todas las personas solemos ofrecer al cambio en un primer momento, el trabajador tendría que percibir, de algún modo, que forma parte de la decisión adoptada para su rotación, y/o seguir disfrutando en el nuevo destino de autonomía para aportar ideas, dentro de las directrices del equipo de trabajo y de acuerdo con su organización.
Independientemente del sistema de funcionamiento que adoptemos, es importante que en nuestra organización los objetivos empresariales y departamentales estén bien concretados y definidos, con una doble finalidad:
- Optimizar los recursos disponibles.
- Solucionar, de una manera integrada y eficaz, los problemas reales que puedan generarse.
Dado el derecho que tenemos todas las personas a operar subjetivamente sin ser enjuiciadas, debe incidirse en la necesidad de la comunicación entre todos los interlocutores para la consecución de los objetivos establecidos, con mayor motivo en empresas del ramo de la transmisión de la información (como el Taller Digital). Todo ello acompañado de una eficaz coordinación y de un riguroso método de procedimiento de trabajo, que refuerzan notablemente la implicación y el compromiso del personal para cumplir con los plazos acordados.
La organización laboral y la toma de decisiones deben estar orientadas, por tanto, hacia la mejora continua. Una responsabilidad tan amplia como la del Taller Digital (por su cometido y por el número de usuarios o potenciales clientes) nos brinda la oportunidad de desarrollar proyectos cada vez más interesantes o mejores. La vida es cambio constante, y si se está habitualmente adaptado a él, los conceptos de motivación y de desafío personal continúan manteniendo su valor. Pueden ustedes seguir confiando en que desde el Taller Digital continuaremos ocupados en conocer la percepción que el cliente pueda tener acerca del resultado final de nuestro producto, lo cual nos alienta hacia una nueva labor creativa.
Gabriel Marí i Domènech
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