Es cuestión de lenguas
Alicante, 29 de enero de 2008 – En el campo de la biología el término biodiversidad hace referencia a la población de organismos y especies distintas que habitan el planeta.
El paralelismo existente entre esta cuestión y la diversidad lingüística y cultural de nuestra especie es manifiesto: podemos encontrar más de 800 insectos comedores de hojas, que se alimentan de 14 especies de árboles en los bosques de Europa Central, pero esto es solo un indicativo de un alto nivel de diversidad. No nos debe sorprender encontrar en la familia de lenguas amerindias, probablemente la más diversificada del planeta, subdivisiones que llegan hasta unas 600 lenguas, pertenecientes a más de 100 grupos. Y, aunque pueda parecer extraño, Europa -donde se hablan 230 lenguas- es un continente de baja diversidad lingüística que solo agrupa un 3% de las lenguas del mundo.
Si hay algo menos de 6900 lenguas en el planeta, según afirma UNESCO, la mitad de ellas son actualmente habladas por comunidades menores de 2.500 personas, lo que significa que seguramente asistiremos en los próximos años a la extinción de centenares de sistemas lingüísticos diferentes, con la subsiguiente reducción de riqueza de nuestra cosmovisión.
El hombre y su cultura, como producto y parte de esta diversidad, debe velar por proteger y respetar todas las lenguas.
Los sistemas naturales de comunicación visual y gestual que emplean numerosos grupos de personas sordas forman parte de esta diversidad y, por tanto, merecen igual protección y respeto.
Al preguntarnos qué lugar ocupan las lenguas de signos, tenemos que distinguir la consideración de las mismas como lenguas oficiales o no en los lugares donde se emplean. Sea como fuere, lo que no deja lugar a dudas es que en todos casos aparecen como una realidad lingüística junto con las leguas orales. La Lengua de Signos Española (LSE), es una de las 121 lenguas de signos reconocidas actualmente por la Lingüística General como lenguas naturales (Cf. Raymon Gordon, Ethnologue: Languages of the World, 15th edition, 2006. En el Estado Español existen actualmente dos lenguas de signos reconocidas social y políticamente: la lengua de signos española y la lengua de signos catalana en la Comunidad Autónoma de Cataluña. Ambas se encuentran reconocidas por el Gobierno Español en la Ley 27/2007, de 23 de octubre, por la que se reconocen las lenguas de signos españolas y se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas (BOE núm. 255, del 24 de octubre de 2007).
El valor lingüístico de esta lengua ha tenido y tiene un papel fundamental en la sección de signos de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, página mantenida por el Taller Digital que constituye un punto de referencia para la comunidad sorda de toda España. Clásicos de la poesía hispana adaptados a la LSE, la primera gramática visual de esta lengua, un sistema de escritura, un diccionario histórico con signos de hace más de 150 años, numerosos artículos de investigación, recopilaciones de las obras clásicas sobre educación de sordos, publicaciones nacionales e internacionales, una abundante sección de literatura española o tradicional traducida a la LSE… Y más de siete años de trabajo empleados en el desarrollo de esta singular biblioteca virtual para personas usuarias de la LSE, han convertido este portal en un poderoso recurso que promueve la comunicación, el acceso a la información en esta lengua y fomenta nuestro aprecio a la diversidad humana.
Rubén Nogueira Fos
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